Cárceles

Si visitáis http://www.presodelescorts.org, encontraréis escondidido, en un rinconcito de los créditos, a Fernando Hernández Holgado.

Si queréis saber, bien algo bien mucho, sobre las cárceles del franquismo, tenéis que buscar sus escritos.

Pero... no dejéis de visitar esa magnífica página repleta de documentos, voces.. e incluso de materiales para la educación elaborados por HISTORAULA, asociación de profesores/as que trabajan con fuentes orales en sus clases y de los que espero poderos hablaros otro día. No solo aprenderéis cosas sobre nuestro pasado (más o menos reciente según la edad del internauta) , también descubriréis cosas sobre nuestro presente. Como que donde estaba la prisión de Les Corts, en Barcelona, ahora comienza la primavera antes que en el resto del mundo (al menos eso dicen en la tele) o que en el espacio del Forum de las Culturas... A ver si entráis a leerlo y conversamos algún día por aquí sobre la memoria y la desmemoria.    
preso de les corts

preso de les corts
Esta fotografía está en la Web y parece que es la única que se publicó en la que se puede ver la sala de las presas madres

Fernando tiene (espero que todavía tenga) guardada en algún sitio una exposición sobre la prisión madrileña de Las Ventas que pone a disposición de quien la quiera mostrar. Esperemos que seáis muchos.   

Gracias Fernando. He entrado algunas veces en diferentes cárceles. Aunque solo sea por un momento o por unas horas las puertas que se van cerrando con estruendo detrás tuyo, estremecen. Trabajo difícil. Memorias en espacios de dolor.

(Por cierto, ya habréis leído todos La Voz Dormida de Dulce Chacón?, supongo) Cárcel les Corts

Comentarios

  1. Fernando Hernández5 de julio de 2008, 0:55

    Gracias por tus palabras y tu ánimo, Pedro. Efectivamente, las cárceles son espacios segregados, cerrados, invisibles. Con presodelescorts.org, desde la Associació per la Cultura i la Memòria de Catalunya (ACMe) hemos querido visibilizar una cárcel del pasado (del pasado franquista) pero también, y ése es uno de nuestros objetivos de este año, hace reflexionar sobre las prisiones de ahora.

    Me permito citar al respecto uno de nuestros escritos sobre esta cuestión. Es un poco largo, pero habla de esta memoria histórica que queremos construir: recuerda para el presente con la mirada puesta en el futuro:

    "(...) Pondremos un ejemplo de esta ligazón de la memoria histórica con la crítica del presente y con la construcción –utópica- del futuro. Un ejemplo que es en realidad una batería de preguntas: ¿Es posible recuperar la memoria histórica de una cárcel de mujeres del franquismo y no pensar en los centros penitenciarios actuales? ¿Es posible analizar la experiencia femenina penitenciaria de las mujeres que pasaron por Les Corts -la presencia de los niños en prisión, el sufrimiento de las presas madres, las tragedias individuales- y no pensar en las mujeres encarceladas en Wad Ras, en la propia Barcelona? ¿Es posible, en fin, recuperar la memoria del pasado y no proyectarla hacia el presente?

    Algunos podrían contestarnos que no: que la experiencia penitenciaria de las presas políticas del franquismo nada tiene que ver con la de las presas comunes de aquel entonces, y mucho menos con las de hoy. Y, en cierta forma, tienen razón. Aquellas mujeres eran presas políticas que lucharon contra el franquismo: un mérito que les corresponde exclusivamente a ellas. Pero nosotros podríamos responder a esas voces críticas que en nuestra voluntad de recuperar la prisión de Les Corts como lugar de memoria, no sólo pretendemos recordar a las presas políticas mencionadas más arriba, las que tejieron el relato de la memoria que finalmente se ha incorporado a la historia. También nos gustaría recordar a todas aquellas prostitutas ilegales del Barrio Chino, muchas de ellas menores de edad, que llenaban los sótanos de la cárcel un día sí y otro también, víctimas de constantes redadas. Y para ello tendremos que hacer un verdadero ejercicio de imaginación a partir del rastreo de sus huellas documentales, porque ninguna de aquellas mujeres pudo alzar la voz o agarrar la pluma para relatar su experiencia. Ninguna pudo contar lo que les pasó, los maltratos de los que fueron víctimas, el castigo que sufrieron como chivos expiatorios de un régimen patriarcal y dictatorial cuya hipocresía llegó hasta el punto de perseguir y encarcelar a las mujeres que se vieron obligadas a practicar la prostitución ilegal por la miseria de la posguerra, consintiendo a mismo tiempo -hasta 1956- los meublés y las casas de citas legales.

    La vida de aquellas mujeres quedó enterrada dentro de los muros de la prisión, de ella no quedó ni siquiera memoria. La institución carcelaria triunfó una vez más: se hizo el silencio, nada de lo ocurrido intra muros trascendió fuera. Por eso, para romper ese silencio, y haciendo uso de nuestro derecho a recordar, queremos recordar también a ese colectivo de presas comunes. Porque, más allá de los motivos que puedan empujar a cualquier persona a la prisión, la realidad carcelaria es una y la misma. En todo tiempo y lugar, una mujer encarcelada ha sido siempre sinónimo de drama familiar, de familia destrozada. El discurso penitenciario actual mantiene que la cárcel es un mecanismo de resocialización. En realidad es todo lo contrario. No hay mejor manera de romper una familia -quizá ya de por sí bastante desestructurada- que encarcelar a la madre. Es entonces cuando cae la mentira: la prisión no ayuda, sino que castiga y maltrata. No socializa, sino que margina(...).

    ("La prisión de Les Corts (1939-1955): la cárcel invisible", en Sergio Gálvez Biesca y Fernando Hernández Holgado (2008): Presas de Franco. Catálogo de la exposición. Madrid. FIM/Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga)

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