FUENTES DE LA MEMORIA

No es un sueño. No es una invención. Es mi ciudad hace 100 años. Ciudad de bicicletas, de mujeres con sombrilla y de hombres que se descubren y saludan sonrientes. Es Barcelona en 1908. Un documento emocionante filmado con una cámara situada por encima del puesto del conductor del tranvía. Matices. Es una parte de lo que fue mi ciudad. Pero había otras ciudades, menos brillantes, menos luminosas. Y también otras personas, menos afortunadas, que nunca se cruzaron con nadie que haya recogido fugazmente su historia. A veces, el esplendor de lo evocado en el cine sustituye y desplaza otros saberes imprescindibles. Hay que hacer un esfuerzo para recordar y acomodar, y no olvidar a otros. Qué fácil caer en la trampa que la propia mente tiende. Unas imágenes tan hermosas, capaces de borrarlo todo, de emborracharnos de placer por lo que vemos. Que no nos aturdan. Pero también disfrutad, apagad todas las luces y disfrutad. Podría verlo una y otra vez. Y no es ficción. Más información y una copi

  1. Castillos de arena La felicidad completa tenía olor a mar y precio de entrada, los Baños de San Sebastián, en la Barceloneta.  Domingos de agosto, tortilla y brea. Y un poco más allá, tras las alambradas que separaban las playas, las barracas del Somorrostro. Castillos de arena junto al mar, que observábamos desde lo alto del Paseo Marítimo. Yo era un niño, pero recuerdo mi perplejidad. Y algo de miedo.    Joan Colom 2.  Ni rastro   Pero de ellas no quedó ni rastro. Ni en los nombres (Somorrostro, La Perona, Can Vidalet...), ni en el paisaje. Lo dicen los antiguos vecinos. La ciudad de las barracas no ha dejado ni rastro. Ni rastro de la memoria de los miles de personas que la poblaron y que ya en su momento debían ocultar donde vivían para no generar suspicacias, para poder acceder a un puesto de trabajo, para ser contemplados como ciudadanos, si es que alguien lo era en aquellos tiempos de dictadura. Ciudadanos de barrio alto (cerros y montañas como Montjuïc, les permitían conte

Llevo unos cuantos meses dedicando mucho tiempo, esfuerzo y neuronas (las que quedan) a un proyecto que he titulado TOTS y subtitulado Memòria, coneixement i patrimoni intangible (en castellano, TODOS. Memoria, conocimiento y patrimonio intangible ). El ayuntamiento de Pallejà es la institución que lo impulsa y en el Castillo, que es el centro cultural y cívico más importante del municipio, hicimos la presentación del proyecto el día 12 de marzo.   El objetivo es promover una serie de acciones que permitan trabajar la memoria histórica de los ciudadanos como una práctica de relación social, que procure un mejor conocimiento del tejido humano de la población generando a la vez dinámicas de ciudadanía y de participación. Por eso he incorporado al tradicional trabajo con las memorias personales dos dimensiones más, el conocimiento y el patrimonio intangible. Esto me ha de permitir relacionar lo individual con lo colectivo y apreciar los mecanismos de transmisión del conocimiento social